Los sentidos son los órganos por medio de los cuales se nos permite la percepción del ambiente que nos rodea. Los órganos sensoriales están distribuidos en la superficie del cuerpo; cada uno de ellos necesita un estímulo apropiado, cuya acción comienza en ciertas células que comunican la excitación recibida al cerebro.
Los receptores sensoriales se clasifican en fotorreceptores (la vista), quimiorreceptores (olfato y gusto) y mecanorreceptores (oído y tacto).
El mecanismo de la visión se puede entender mejor al comparar el globo ocular con la cámara oscura de una máquina fotográfica; el cristalino como si fuera el objetivo; el iris, el diafragma; y la retina sería la placa o película. De esta manera los rayos luminosos penetran en la córnea y en el humor acuoso, pasan por la pupila. Al llegar al cristalino, y siguiendo las leyes de refracción de las lentes biconvexas, se cruzan, dando una imagen invertida, mientras el cristalino se acomoda, enfocando la imagen en la retina y consiguiéndose una visión clara.
Las vibraciones aéreas pasan a través del conducto auditivo hacia la membrana timpánica; ésta las comunica a la cadena de huesecillos, los cuales, dispuestos como palancas articuladas, las refuerzan y amplifican, dirigiéndolas a la perilinfa y después a la endolinfa, excitando las células sensoriales del caracol que forman el órgano de Corti. La excitación nerviosa es transmitida por el nervio auditivo a los centros correspondientes de la corteza cerebral, en donde se transforma en sensación auditiva.
El órgano olfativo del sentido del olfato es la mucosa que tapiza la parte interior y superior de las fosas nasales, llamada mucosa amarilla, para distinguirla de la roja, que es la que cubre la parte inferior.
La mucosa roja es de este color por ser muy rica en vasos sanguíneos, y contiene glándulas que segregan un mucus que mantiene húmeda la región.
La mucosa amarilla es muy rica en terminaciones nerviosas del nervio olfativo.
Las fosas nasales presentan tres repliegues, los cornetes, separados por surcos o meatos que se dividen en superior, medio e inferior. Los dos inferiores recubren los cornetes óseos, y su función es aumentar en poco espacio la superficie sensorial.
Los productos volátiles o gases olorosos que se desprenden de las diversas sustancias, al ser inspirados, entran en las fosas nasales y se disuelven, si es que no están suficientemente volatizados, en el mucus que impregna la mucosa. Disgregados en él, excitan las terminaciones nerviosas del nervio olfativo diseminadas en la mucosa. Transmitidas estas excitaciones al centro olfativo de la corteza cerebral, nos producen la sensación de olor.
La piel envuelve y protege los otros tejidos y órganos del cuerpo, a la vez que contiene los receptores sensitivos que proporcionan información relacionada con el medio ambiente, para que el organismo se adapte a éste; es el órgano táctil por excelencia.
Está constituída por dos capas:
a) El epitelio superficial o epidermis, con anexos que de él derivan, glándulas sudoríparas y sebáceas, pelos y uñas;
b) El tejido conectivo o dermis, por debajo del anterior que contiene, además de anexos epidérmicos, de los que la separa la membrana basal, vasos y nervios.
Debajo de estas capas se halla el tejido adiposo subcutáneo, el cual desde el punto de vista funcional es una dependencia de la piel.
La epidermis, la más superficial compuesta de dos capas: el cuerpo de Malpighi, es la más interna y su proliferación celular origina la otra, más externa, llamada capa córnea, de células queratinosas, que mueren y se desprenden de la piel.
La parte interior de la piel es la dermis, constituída por el tejido conjuntivo fibroelástico que sostiene y nutre la epidermis y sus anexos. En la dermis hay vasos y nervios, y, en algunos sitios, músculo liso. Contiene numerosas terminaciones nerviosas sensoriales, constituidas por el extremo de largas dendritas de neuronas situadas en los ganglios espinales de los nervios raquídeos.
Encerradas en envolturas, constituyen corpúsculos táctiles; los más importantes son los de Paccini, los de Meissner y los de Krause, más numerosos en las palmas de las manos y plantas de los pies, y en menor número en la espalda. Los de Krause son los receptores de las excitaciones térmicas, siendo los puntos del frío unos 300000, irregularmente repartidos en nuestro cuerpo, y los del calor, unos 35000.
Las partes más sensibles a las variaciones de temperatura son la nariz, las mejillas, el dorso de la mano y el pecho. Los puntos de dolor son muy numerosos, unos 4 millones, y muy densos: unos 200 por centímetro cuadrado de piel.
El tejido celular subcutáneo es un tejido conectivo laxo que por su estructura permite el deslizamiento de la piel sobre los tejidos subyacentes. Contiene abundantes células adiposas, por lo que en los lugares donde alcanza un gran desarrollo se lo denomina tejido o panículo adiposo subcutáneo. El tejido celular subcutáneo falta en algunas regiones como los labios y párpados.
La piel transmite las sensaciones táctiles o de contacto; éstas pueden ser finas (epicríticas) o más groseras (protopáticas); son transmitidas al neuro eje por los nervios sensitivos (centrípetas) al que llegan por la raíz posterior correspondiente. En la cara y la cabeza, éstas son las fibras sensitivas de los nervios craneanos que transmiten los influjos centrípetos.
Los centros de la sensibilidad táctil (siempre consciente) están en la circunvolución parietal ascendente por el mismo camino hacia los mismos centros de la piel; transmite las sensaciones de temperatura y de dolor (termoalgésias) que son no solamente una fuente de información sino también de origen de reflejos y de reacciones de defensa.
La piel protege además al cuerpo de las agresiones excesivas del calor y del frío, no solo por su espesor y revestimiento sino también por la excreción del sudor.
Ciertas áreas de la lengua son insensibles. Los sabores complejos de los alimentos, como el sabor a pescado, a ajo, a vino, etc; son el resultado de la unión de sensaciones gustativas con las olfativas; por eso cuando estamos resfriados la comida nos parece insípida.
La sensibilidad es debida a la mucosa de la lengua y la sensibilidad propioceptiva de los músculos de la lengua se debe a tres nervios:
a) Nervio Lingual: es una rama del trigémino o quinto par para los dos tercios anteriores de la lengua.
b) Nervio Glosofaríngeo: es el noveno par para la base de la lengua.
c) Nervio Laríngeo Superior: es una rama del neumogástrico o décimo par para los pliegues glosoepiglóticos.
Estos nervios transmiten las sensaciones de contacto de temperatura y de posición así como las impresiones gustativas que permiten apreciar la cualidad y el sabor de los alimentos sólidos o líquidos introducidos en la cavidad bucal.
El estudio anatómico del sistema sensorial digestivo comprende tres partes:
a) Los Organos Receptores que son las papilas linguales que contienen los botones gustativos; estos botones también existen en la mucosa del velo del paladar, en los pilares del velo, en la epiglotis y en los labios contenidos en la capa epitelial de las papilas caliciformes y fungiformes. Dichos botones tienen forma ovoide con la base apoyada sobre el coleón y una extremidad afilada; ésta presenta un orificio que es el foro gustativo de donde escapan las cilias gustativas captoras de las impresiones gustativas.
b) Las Vías Gustativas comprenden tres neuronas: la periférica o protoneurona, la central y la terminal. La protoneurona es la que capta las sensaciones de las papilas de la lengua.
c) Centros Gustativos del Sistema Nervioso Central: todavía existe cierta impresición en su definición. El centro principal se asienta en el uncus del hipocampo, bien delante de esta circunvolución. El área gustativa estaría aquí muy próxima a los centros de la olfación; se describe igualmente otro centro gustativo en la circunvolución parietal ascendente.
El centro descripto en el hipocampo sería así una formación de arquipaleo, lo que corresponde al carácter primitivo de este medio de comunicación con el mundo exterior. Por el contrario el centro de la parietal ascendente (neopalio) corresponde a una región más evolucionada del cerebro y su valor sensorial es discutido.